Hoy encontré una partitura
de esas antiguas en cuatro cuartos
con las corcheas chuecas
y las redondas ovaladas

Tenía una mancha de café en la esquina derecha
y por el reverso un número de teléfono
en tinta verde…

Me quede varios segundos sintiendo el aroma
de la hoja vieja, de la tinta verde, del café azucarado…

Fue hace un tiempo…
yo caminaba con el saxofón bien afirmado entre mi mano
aprovechando el impulso del peso para dar pasos rápidos
divise un gorro violeta acercarse,
me detuve a comprar tabaco, como para hacer tiempo,
al salir, tras el bamboleo de la puerta
el gorro violeta y los ojos grises gato me observaban,
abriste el morral y sacaste la hoja que hoy observo
abriste el morral y la vida se detuvo en la esquina de un viejo café,

Esa tarde no fui a clase, tú no llegaste a ver a Sofía…

Cuantas tardes han pasado,
las voces en el parque se han quedado…
durmiendo en mis oídos…
con el tímpano hecho hamaca panameña,
intento soplar fuerte y respirar hondo,
dibujo tus ojos en las esquinas del cuarto,
esperando a que mi cabeza desfigure lo que una vez nos figuramos…

El dueño del café hoy es el padre de mi sobrino,
Sofía es mi nueva novia,
a la perra inglesa le pusimos tu nombre,
para recordarte con afecto,
para no engañarnos en lo absurdo…

Algo deberás conservar de mí,
algo más que mi buena educación y mi mal genio…

Termino de tocar un Fa sostenido
Sofía está radiante,
le cojo la mano y pongo la partitura en ella,
se ríe y me reprocha el haberla guardado,
¿Para qué? Si la sabes de memoria,
¿Para qué? Si conoces esta historia…

Me quedo muda…
le cierro un ojo y aplaudo al cielo…